Yo estaba por escribir algo interesante, cuando me interrumpe la imagen de una langosta inmóvil y enorme en la ventana. Sobre ella: una langosta macho. El inmóvil también. Ella sin portaligas, sin mover un perfecto pelo lacio de lado a lado. El, no solo no se mueve, tampoco le dice porquerías al oído. Ella no gime, ni deja marcadas sus uñas en las rejas. No hay olor a hormonas. Ni una gota de sudor. No se escuchan los latidos del corazón. Ellos cogen, yo estaba por escribir algo interesante.
28/10/07
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